Por Andrés Wainer
El 20 de mayo de 2024
En definitiva, se trata de un régimen que profundiza la primarización de la economía, favorece la desindustrialización, no genera nuevo empleo en términos netos sino que, por el contrario, puede contribuir a la destrucción de puestos de trabajo, desfinancia al Estado (en sus distintos niveles), alienta las importaciones y no garantiza una mayor disponibilidad de divisas en el mediano plazo a partir de las exportaciones que se pudieran realizar, todo ello sin siquiera considerar las consecuencias ambientales del tipo de inversiones que se buscan alentar.